miércoles, 23 de julio de 2014

Crónica

¡Basta de Bullying!
La mañana del diez de Abril en el Colegio San José transcurría por sus parámetros normales. En el patio no había nadie, este se encontraba despoblado, los alumnos estaban en horario de clase y fuera de las aulas el silencio era una compañía. La construcción de la escuela era muy parecida al de un pabellón, ya que el patio estaba rodeado por aulas y parecía estar dispuesta de esa forma para que los preceptores puedan tener el control del recreo, como el vigía que vigila a los presos.
Eran las 10 de la mañana, aún faltaban veinte minutos para el ansiado recreo, el que todos o casi todos esperan porque es el que mayor duración tiene. Todavía persistía la tranquilidad en ese lugar. El frio y el mal tiempo ilustraban este escenario vacío y nos mostraba una gran desolación.
A cinco minutos del recreo ya comenzaron los movimientos de chicos, y cuando sonó la alarma de salida, la calma cedió paso y los alumnos ocuparon este inmenso sector. La gran mayoría se disponía en grupos, de dos o diez integrantes, y no había muchos estudiantes que estén solos.
En uno de los costados, fuera del foco de atención, se encontraban unos chicos que denotaban a través del conjunto una risa grupal. Desde lejos parecía que estuviesen haciendo algunos comentarios en el que todos participaban y todos disfrutasen.
Sin embargo, el escenario nos mostraba un contraste en los rostros de la mayoría con el de un joven en particular, este transmitía en su cara una sensación de pesadumbre, padecimiento a esa situación.  Esto hacía suponer que las risas iban dirigidas hacia una víctima, a partir de comentarios violentos sus compañeros se complacían de verlo sufrir.
En ese momento todos participaban, absolutamente todo el colegio era generador de ese hostigamiento. Los chicos que accionaban la violencia tenían complicidad, los demás alumnos que estaban en el patio no intervenían porque no entendían la agresión que ocurría o bien no se animaban a frenar el ataque. Durante esos minutos ningún directivo apareció, y los preceptores que estaban en lugares estratégicos para tener el control del recreo no se hicieron presentes allí para detenerla.
Entonces el recreo fue infinito, nadie apareció y él tuvo que soportar en solitario la agresión. Nadie pensó en lo que sentía, ni en lo que se ocasionaba dentro de ese pibe a causa de esa discriminación.  En ese acto se evidenciaba una falta de tolerancia de esos pibes hostigadores que no aceptaban al otro en sus gustos y/o pensamientos.
No obstante el tiempo trascurría, como todo lo que estaba alrededor de la víctima. Aunque dentro de ese pibe hostigado algo se detuvo. Esos ataques lo marcaron, lo marcarían en su crecimiento. Y en ese instante necesitaba que alguien apareciera y que esa pesadilla culminara.
Parecía que su destino estaba determinado a padecer arrinconado por un grupo de intolerantes y en complicidad de muchos indiferentes. El objetivo de los agresores se estaba logrando, el indefenso chico no podía salir de esa situación de opresión, no encontraba escapatoria. Lo único que deseaba era que el reloj marque la finalización del recreo o bien que termine ese horrible día.
Entonces el acoso cesó, debido a que el recreo terminaba porque sonó el timbre de reingreso a las aulas. De esta forma la violencia se calmó, pero una puerta se abrió y permitió que salgan muchas cosas de ese chico que lo irán a condicionar toda su vida.
Aunque los alumnos volvieron a clase, en el escenario violento quedo algo, alguien permaneció en ese lugar. Es que mientras la víctima no pueda encontrar salida a esos constantes ataques, continuara estando en aquel sitio, seguirá en esa posición de agredido.
Todo volvió a su normalidad de horario curricular, pero ahora el vacío estaba dentro de ese pibe que padeció durante minutos la constante agresión de sus compañeros. Y esto puedo agravarse aún más, si es que continúan existiendo personas que no actúen o  no intervengan allí, ya que este chico seguirá sufriendo hostigamientos.  


Recuperado de: http://www.panorama.com.ve/uploads/bullying(1).jpg






Trabajo documental realizado por un grupo de alumnos de Comunicacion Social de UCES dentro de la catedra Produccion Periodistica. El mismo consiste en el abordaje de la problematica del Bullying en las escuelas secundarias de la ciudad de Rafaela.
El mismo fue realizado a principios del 2014, en el marco del trabajo final de la carrera.
A continuación dejo el link de las piezas audiovisuales que se realizaron:

"El silencio, golpea y duele"
https://www.youtube.com/watch?v=hUwF6EoxmDw&hd=1 

"Cansate y revelate"
https://www.youtube.com/watch?v=Y4ojr797Klg&hd=1


martes, 22 de julio de 2014

Editorial

Bullying, ¿Consecuencia de un sistema injusto?

Al momento de hablar acerca de bullying nos situamos dentro de los establecimientos educativos debido a que este fenómeno ocurre únicamente allí. En la relación entre pares, estudiantes, alumnos, se manifiesta la problemática que, como plantea Dan Olweus (pionero en la utilización del término) “es una conducta  de persecución física y/o psicológica de un/a alumno/a contra otro/a” y tiene en sus características, como remarca Olweus, “una repetición en los incidentes a lo largo del tiempo”[1].
Sin embargo, su causa radica fuera de los colegios. Cuando comenzamos a profundizar en el problema nos encontramos con un contexto social que padece la violencia, y que repercute en cualquier ámbito o espacio público.
Esta violencia social comienza en las injusticias proporcionadas por el sistema en el que vivimos, el cuál produce grandes brechas dentro de una sociedad. Estas diferencias que se evidencian en la falta de posibilidades, que un amplio sector no puede acceder, y ante la poca esperanza de progreso, condiciona a un estado de violencia.
No obstante, vale mencionar que el bullying no distingue clases sociales, ya que aparece tanto en instituciones públicas como privadas, pero, está enmarcado dentro de un contexto que lo determina. Y es por eso, que este fenómeno escolar tiene como una de sus características principales, discriminar y no aceptar al otro por tener diferentes gustos y/o pensamientos.
El bullying no es un fenómeno aislado, es consecuencia de una sociedad, en el cual los valores pierden significancia, en donde el otro no interesa y en el que cada uno aporto desde su indiferencia, para la construcción de esta problemática.  
Por lo tanto, el panorama que presentan nuestras ciudades con sectores desprotegidos, marginados y direccionados a un rincón sin tener posibilidad de salir de ahí, es la misma que ocurre dentro de los colegios con las victimas del bullying. Estos chicos sufren el acoso constante de un hostigador, como un pibe de barrio sufre la discriminación de la sociedad, lo cual, como manifiesta Olweus: “Sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente pueda salir por sus propios medios”.[2] Estas relaciones de violencia provocan en el agredido efectos negativos y dificultan su integración.
La violencia va ocupando varios espacios. En similitud con lo que sucede en las escuelas, podemos observar como en el fútbol también se presenta. Si bien allí, contiene un entramado político, económico que no ocurre con el bullying pero que nos permite visibilizar el núcleo en cuestión.
Frente a esta problemática, no debemos ir exclusivamente hacia los colegios para desentramarla. Sino que debemos plantearnos como sociedad, nuestra relación con el otro y poder proyectar un progreso colectivo que incluya a todos. Además, trabajar en conjunto para fortalecer la unión, solidaridad, compañerismo y poder aceptar al otro en sus gustos, formas, pensamientos, para no crear diferencias.
A partir de una construcción solidaria entre todos, podríamos hablar que en los colegios no exista más bullying. Pero, mientras continúen existiendo clases oprimidas que no puedan progresar, en cuanto se estigmaticen a los pibes de barrio por su vestimenta y forma de expresarse y en tanto las injusticias sociales sigan golpeando a los pueblos, la violencia en las escuelas continuará.





[1] Recuperado de: http://www.xtec.cat/~jcollell/Z01Quees.htm
[2] Recuperado de: http://www.xtec.cat/~jcollell/Z01Quees.htm